jueves, 30 de diciembre de 2010

MICROPOEMA (21)

                                                            A Talía

Tornadiza
la serpentina
en su rasgar por rasgar
saca voz al violín
con mano santa.

lunes, 27 de diciembre de 2010

jueves, 23 de diciembre de 2010

martes, 21 de diciembre de 2010

jueves, 16 de diciembre de 2010

MICROPOEMA (19)

                                                                                A Javier M. C. “Zopa”

Veinte mil guerreros
guardan la intimidad del palacio
en los escudos y picas
de ninguno de ellos
deposita el príncipe
la seguridad de sus sueños.

martes, 14 de diciembre de 2010

APOTEGMA (20)

Es preferible ahogarse en el fracaso inconformista antes que flotar en el triunfo de la mediocridad.

domingo, 12 de diciembre de 2010

LEONARD MLODINOW; “EL ARCO IRIS DE FEYNMAN”.

Para situar el escenario digamos que el Instituto Tecnológico de California, más conocido por su acrónimo Caltech, es una fábrica de manufacturar premios Nobel, superan la treintena (entre alumnos y profesores) los que han salido de sus aulas, poderosas razones que le sitúan entre los centros de mayor prestigio en la investigación científica mundial. Pues bien, en este paraíso o infierno del saber, según se mire (su tasa de suicidios era muy elevada en comparación a otras instituciones académicas de los Estados Unidos), desembarca, cargado de dudas e inseguridades y una beca de post-doctorado, Leonard Mlodinow para, agraciado por la providencia, ocupar un despacho vecino al del hombre que inspiró su vocación por la física teórica; el individuo en cuestión se llamaba Richard Feynman un tipo vitalista que apunta maneras tocando los bongós, que le gusta cantar y bailar la samba, que expone con éxito los cuadros que pinta bajo seudónimo, que frecuenta buscando inspiración los garitos de topless y estriptis, que en su juventud participó en el desarrollo de la bomba atómica formando parte del proyecto Manhattan, que creó “los diagramas de Feynman” un método para estudiar las interacciones y propiedades de las partículas subatómicas, que en su currículo destacan múltiples labores sobre computación cuántica y nanotecnología, que para amenizar la rutina ayudó a entender porqué explotó el transbordador espacial Challenger y que por su trabajo en electrodinámica cuántica recibió el Premio Nobel de Física en 1965 compartido con Julian Schwinger y Sin-Ichiro Tomonaga.

Cuando en los caminos por los que nos lleva la vida nos encontramos con un hombre de personalidad fascinante e inteligencia vivaz, pecado de ignorancia imperdonable sería no acercarnos a él, dedicarle tiempo, cultivar su amistad, tirarle de la lengua, abrir las orejas, prestarle atención y transmitirle afecto. Así lo hizo Mlodinow con Feynman y el resultado de la transcripción de sus conversaciones grabadas es este libro homenaje de respeto y agradecimiento a un genio sin prejuicios sabihondos, cercano, modesto (no se cree superior a los demás ni que su trabajo sea más importante que otros), divertido y algo excéntrico, que se siente como un Sherlock Holmes buscando descubrir los misterios del universo; considerado “el Einstein de los tiempos modernos” nos habla de la belleza de las leyes del cosmos, del universo maravilloso, de la teoría de cuerdas, de matemáticas y también del amor, de la felicidad, de arte, de dios, de la importancia de la imaginación, la creatividad y la perseverancia para enfrentarse (con alegría) a los problemas que la ciencia y la vida plantean; sus palabras suenan claras, sin pomposidad, marcadas por un discurso informal coherente con su fama de gran divulgador científico (popularizó la física teórica a través de sus libros y conferencias) y excelente maestro.
Richard Feynman murió de cáncer el 15 de febrero de 1988 en Los Angeles.

jueves, 9 de diciembre de 2010

domingo, 5 de diciembre de 2010

MARCELA DE JUAN; “SEGUNDA ANTOLOGÍA DE LA POESÍA CHINA”.

La poesía está engarzada en el alma del pueblo chino, desde las más altas esferas del poder imperial hasta las más bajas en la escala social, su presencia ha sido constante a lo largo de los siglos por los que ha transcurrido la historia de esta milenaria civilización; pero de los miles de poetas que ejercieron su arte, sólo unos cuantos nombres merecen el honor de figurar grabados en la columna de la inmortalidad, y de todos ellos, la créme de la créme constituyen parte de esta antología (continuamente reeditada lo que habla a favor de su vigencia) seleccionada, traducida y prologada por la sinóloga china-española Marcela de Juan forma españolizada de su verdadero nombre Ma Ce Hwang (1905-1981), mujer de vida personal y familiar fascinante, pionera de la divulgación de la cultura china en España, digna de toda consideración y reconocimiento por su incesante labor. Para apreciar los méritos del trabajo, cabe advertir que la escritura china se incluye entre las artes plásticas, osease: importa lo que se dice, como se dice y la forma caligráfica de decirlo, se es literato y también pintor (calígrafo).
Nos abre sus páginas el Che King o Libro de los Poemas (1766-1122 a.c.), antiguos himnos, canciones arcaicas, ponen los cimientos de la gran pagoda poética que se va construyendo a lo largo de todas las dinastías reinantes hasta concluir en la República Popular de China, con la presencia del Gran Timonel el mismísimo Mao Tse Tung y los mucho más interesantes maestros de la poesía moderna Wen Yi To (1898-1946), As Tsing (1910-1996) y Fan Ce (1905-1983). Entre el principio y el final mención aparte merece con esmero cum laude la cosecha de la dinastía Tang, considerada la edad de oro, en la que sobresalen los tres grandes dragones de la poesía china: Po Chu Yi (722-846) niño prodigio (escribe desde los 9 años), disfrutando del hermoso jardín de su casa leía, tocaba el laúd y componía poemas. Tu Fu (712-770) amigo íntimo de Li Po, refleja en sus poemas la cara desgraciada de la vida que sufre en sus carnes, la miseria, la soledad, el dolor del pueblo llano. Li Po (701-762) el tocado por la gracia de los inmortales, agasajado y envidiado, amante de la naturaleza y el vino, cuando abandonó la corte donde gozó de los favores del emperador llevó una vida errante por las montañas, los valles y las tabernas “libre para beber y cantar, dormir y meditar”.
 
Escenas costumbristas, paisajismo a veces de postal, lamentos por la juventud perdida, desolación de la vejez, consejos morales, denuncia de la injusticia, amores y desamores; asuntos intensamente humanos. Hermosos circunloquios, las metáforas se encuentran en la belleza de los objetos cotidianos. Delicadeza, espiritualidad, hondura bucólica. Se perciben los olores, los colores, los sabores. Se disfruta de los matices. Poesía sensual, visual y sentimental. Lectura gozosa para aligerar los pesares del corazón.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

MICROPOEMA (17)

                                                                               A Mercedes

Siempre he deseado
ser para ti un libro
en la soledad del invierno.