lunes, 6 de mayo de 2024

NICK GROOM; "EL VAMPIRO. UNA NUEVA HISTORIA".

 No son demonios, no son fantasmas, no son espectros, no son revinientes, no son espíritus nocturnos, no son brujas ni son simples chupasangres; pueden fusionar características de todos ellos. ¿Qué son los vampiros? Posiblemente el término vampiro, como su leyenda, tenga un origen eslavo. Aunque a veces su historia aparezca entrelazada con el regreso de demonios primordiales, estos seres ocupan una categoría propia que emerge en el folklore de Europa del Este y se desarrolla en la Ilustración, donde el tradicional chupasangres se convierte en el vampiro moderno; una criatura que se mueve en las horas nocturnas y se nutre de la sangre de personas y animales. La sangre como quintaesencia del jugo de la vida, pero también como mala sangre, corrupta y violenta, transmisora de enfermedades. La sangre, una sustancia considerada misteriosa, vehículo de superstición y simbolismo religioso que está en el núcleo de la misa cristiana. 

Los primeros casos de vampirismo detectados se produjeron a principios del siglo XVIII y quienes los investigaron fueron científicos del ámbito de la medicina: cirujanos, doctores, enfermeros, farmacéuticos y boticarios. Estas investigaciones servían no sólo para ahondar en el conocimiento del cuerpo sino también en la elaboración de teorías sobre el contagio, la comprensión del cerebro y los desajustes psicológicos del comportamiento humano. En 1721 se publica en Polonia un estudio de Historia Natural donde se incluye la primera referencia al vampiro moderno; basado en la existencia de pruebas materiales corroboradas por testigos. Las características esenciales son: cadáver fresco, tez escarlata, signos de canibalismo, asesinato por asfixia y muerto resucitado. En aquella época la marca del vampiro no eran las populares heridas punzantes provocadas por unos incisivos o unos colmillos afilados, sino los moratones del estrangulamiento. 

Los vampiros están en todas partes, se convierten en una epidemia. Cuerpos de personas fallecidas poseídos por espíritus malignos que salen de sus tumbas pasada la medianoche y chupan la sangre de los vivos.; son invulnerables a toda agresión física excepto a la decapitación, la estaca y la cremación. Los vampiros se convierten en chivos expiatorios, se profanan tumbas, se desmiembran cuerpos incorruptos responsables de propagar el mal del vampirismo. La Iglesia Ortodoxa fomenta de manera activa la creencia en vampiros entre las gentes del pueblo, como una forma de fortalecer su fe. Para la teología católica de la época, que no negaba la posibilidad de que la conservación del cuerpo pudiera tener causas naturales, los vampiros eran un testimonio de la existencia de lo sobrenatural, fantasmas que regresaban a la vida para confesar sus pecados en la tierra con la finalidad de reducir su tiempo en el purgatorio; por lo tanto, había un componente moral en esas apariciones: exponían injusticias, anunciaban crímenes, y acusaban y castigaban a los malhechores. Siguiendo en parte la línea católica; los protestantes veían en los vampiros una prueba de la existencia de vida después de la muerte y de la inmortalidad del alma, pero consideraban que aplicarles a su naturaleza artimañas del diablo o de sus secuaces, tenía un evidente tufillo a superstición. Al mismo tiempo los principales filósofos de la Ilustración se enfrentaron al fenómeno del vampirismo buscando explicaciones basadas en leyes de la naturaleza. Sea como fuere, sin obviar las controversias, razón y fe trabajaron juntas contra la nueva amenaza del vampirismo.

En el siglo XIX los vampiros (motivo de discusión de teólogos y filósofos), seres con identidades plurales surgidos del folklore de Europa Oriental, se van a convertir en figuras populares, van a florecer gracias a la literatura. Dos obras pertenecientes al movimiento romántico británico sentarán las bases de la criatura y sellarán su destino hasta nuestros días: El Vampiro de Jhon William Polidori (la aparición de este relato llenó los teatros británicos de vampiros, adaptaciones bufas, farsas, pantomimas que carecían de profundidad); y Carmilla de Joseph Sheridan le Fenu, la femme fatale pálida, cadavérica, sensual; la vampiresa por antonomasia. Pero en ninguna obra alcanza el personaje del vampiro mayor grado de sofisticación y desarrollo que en la novela Drácula de Bram Stoker, a su influencia no escapa nadie, es total, tanto que no es exagerado decir que en la vampirología hay un antes y un después de la publicación de tan emblemático texto. Drácula es la culminación de 70 años de cuentos de vampiros. En el siglo siguiente el cine impulsará la imagen del vampiro hasta convertirlo en un mito universal. 

La palabra vampiro, adoptada en el siglo XVIII para definir un fenómeno contemporáneo, estimuló el renacimiento de las artes oscuras y la demonología y fomentó la difusión popular de historias espectrales en un mundo moderno y racional. Escritores y lectores, cineastas y espectadores se sienten atraídos por los vampiros por la misma razón: presentan una experiencia incomprensible en la que el ser humano ni domina ni controla, y ofrecen la sublime visión de un universo más amplio, aunque resulte desconocido.

jueves, 2 de mayo de 2024

lunes, 29 de abril de 2024

CENTÉSIMA CUADRAGÉSIMA OCTAVA TARDE

17:49

Hay una edad en la que mucho es fantasía y poco recuerdo, y otra en la que mucho es recuerdo y poco fantasía. Dos extremos de una curva abierta, parabólica, hiperbólica, elíptica, catenaria; de nodo principio a nodo final pasando por puntos intermedios sin posibilidad de retorno.

17:53

Desde la ventana fijo la mirada en un punto preciso del paisaje. Por encima de los tejados hay más tejados, una cúpula, el edificio alto de un silo de trigo y las torres de la iglesia. Y atrás, muy atrás veo a un pirata o a un cowboy o a un explorador o a un detective privado en pantalón corto leyendo un tebeo. 

17:57

Por esta tarde ahí me quedo.

jueves, 25 de abril de 2024

MICROPOEMA (70)

Los deseos se despiden con un beso

y se difuminan en la tierna oscuridad

entre amables fantasmas

y demonios sin nombre.

lunes, 22 de abril de 2024

CENTÉSIMA CUADRAGÉSIMA SÉPTIMA NOCHE

23:25

Nacemos berreando.

23:26

Primer día de colegio. El maestro nos dice que los libros hay que cuidarlos. Los forramos con esmero y ponemos nuestros nombres. 

23:28

Aprendemos a perdernos o a encontrarnos.

23:29

Nuestros rostros a lo largo del tiempo evolucionando o involucionando.

23:30

Pasan los gobernantes, pasan las guerras, se construyen nuevas casas y se tiran las viejas. Las circunstancias cambian el paisaje. 

23:32

Morimos donde no deberíamos ni queremos morir. Cuando alguien se muere no cabe la tristeza, se va de viaje turístico a explorar un lugar ignoto, pintoresco y estrafalario - me digo.

23:34

De mayor quiero ser ¿...?, rezador para que todo vaya bien.

jueves, 11 de abril de 2024

CENTÉSIMA CUADRAGÉSIMA SEXTA NOCHE

22:10

Vivamos como si la existencia fluyera con normalidad, como si no pasara nada, como si todo fuera a salir conforme a lo que deseamos y esperamos. ¡No afrontemos los problemas, no les plantemos cara, retrocedamos! Escapar de la realidad sin fortaleza ni resistencia. 

22:14

Entre el esfuerzo del saber y la tranquilidad de ignorar, elegiremos la tranquilidad de ignorar. 

22:16

Nos divertiremos con lo que la mayoría se divierte y nos aburriremos con lo que la mayoría se aburre. 

22:18

Elegiremos las apariencias sin importarnos los méritos.

lunes, 8 de abril de 2024