En Los cigarros del faraón aparece un jeque beduino en la tienda donde Tintín está cautivo, lleva un libro con las aventuras de su ilustre prisionero. Tintín se ve convertido en literatura, y esta circunstancia le libera del confinamiento al que los nómadas del desierto le tienen sometido. La fama, amigo, la fama. Pero todo personaje popular tiene su origen; en el principio está Le Petit Vingtiéme el suplemento juvenil de un periódico conservador, rigurosamente católico, en aquel tiempo antibolchevique y antisemita; no es de extrañar por tanto que la primera historieta que se publica en formato álbum sea Tintín en el País de los Soviet (1930), un cómic propagandístico, con la elemental intención de exponer las maldades del comunismo, donde los malos son figuras de pantomima enemigos del buen orden social. ¿Significa esto que la procedencia política de Tintín se mantuvo siempre a lo largo de su trayectoria?, no, en absoluto, a medida que se acerca la II Guerra Mundial, Hergé va descargando a la obra de contenido político y la primeriza tendencia derechista va a ir guion a guion quedando contrarrestada por una contratendencia izquierdista. En la inmediata postguerra el antiguo héroe de la Resistencia Raymond Leblanc fundó una revista quincenal titulada simplemente Tintín, Hergé desempeñaba el cargo de director artístico y autor principal. En los años setenta Hergé se había reinventado como un liberal de izquierdas alejado de la política y próximo a la ideología de la amistad. Tintín es el personaje principal dotado de las cualidades del héroe: la compasión y los principios morales que le impulsan a alzarse contra la injusticia y la fuerza para hacerlo aunque ponga en peligro su vida; a estos atributos añade una mente escéptica, curiosa, deductiva, investigadora, ávida lectora: lee libros, pergaminos, documentos, cartas, códigos cifrados, restos de etiquetas; interpreta huellas de vehículos, personas o animales, señales de objetos o del paisaje; husmea bajo la superficie de las cosas como corresponde a la profesión que dice ejercer: periodista. Hijo de su tiempo se aprovecha de la tecnología vigente, recurre reiteradamente a enviar y recibir mensajes por radio; a desplazarse por tierra, mar y aire en vehículos de motor (coches o motos), barcos y aviones. Por delante del periodismo está la aventura; Tintín en realidad es un aventurero y así lo anuncian en la portada sus libros: Las aventuras de Tintín; relatos cuajados de enigmas, desde el enigma socio-político de la Unión Soviética, al enigma científico de la Estrella Fugaz, hasta el enigma sobrenatural de la Maldición del dios Sol. Tintín se pasa la vida entrando en tumbas, pirámides egipcias, templos Incas, cámaras funerarias, criptas escondidas, etc. lugares estos que encontramos a lo largo de toda la obra, rezuman, crujen, transmiten desde la primera hasta la última página de los álbumes. Entre habilidades y fortunas varias Tintín escapa siempre de sus enemigos por mucho que le aten, le esposen, le encierren o encarcelen; para después volverse a meter en líos y escapar otra vez más, como corresponde a la biografía ajetreada del buen aventurero.
Al igual que en las mejores epopeyas, las aventuras de Tintín están surtidas de un elenco de tipos humanos que tomados en conjunto constituyen un inmenso cuadro social. Hergé dedicaba horas y horas a comentar la vida de sus personajes con el cada vez más nutrido grupo de colaboradores. Por citar a los personajes más conocidos y representados: Milú, un Fox Terrier de pelo blanco duro inseparable compañero y confidente; el Capitán Haddock, marino borrachín, sus continuas caídas, recaídas y broncas, sus reiteradas meteduras de pata, sus malas relaciones con el mundo material y el mundo divino (vamos, con todo el mundo) que salda con exabruptos interrumpidos por momentos de depresión y entusiasmo. Hernández y Fernández, dos agentes secretos distraídos e incompetentes, absolutamente iguales (sin ser hermanos) sólo se diferencian por la forma del bigote. Bianca Castafiore, "El ruiseñor de Milán", canta únicamente un aria (el aria de las joyas de la ópera Fausto de Charles Gounod), adornada de joyas que le regalan sus admiradores, su voz es un arma de destrucción masiva; Silvestre Tornasol, según el autor, el profesor Tornasol desde el punto de vista filosófico y científico es el auténtico héroe de los álbumes de Tintín.
Ocultos en lo que puede parecer un medio para niños o jóvenes adolescentes hay un dominio del guion, la trama, los temas, los contextos, y toda una batería de símbolos que representan un escenario a través del cual desfila toda una época. "Hergé empieza a desvelar y plantear la verdad platónica más profunda y esencial del arte: que es una farsa, que todo él es falsedad".