domingo, 14 de noviembre de 2010

JUAN EDUARDO CIRLOT; “DICCIONARIO DE SÍMBOLOS”.

La cabecera es el lugar de honor destinado al altar mayor en las iglesias, a la máxima autoridad en los tribunales, a los representantes notables en los desfiles, a la persona principal en los convites y al libro de lectura o de consulta de preferencia. Presencia habitual, constante, vademécum discreto y silencioso, objeto amigo: éste es mi libro de cabecera; lo viene siendo desde que la casualidad lo puso en mis manos y quiso que abriera sus tapas, leí: “Cabiros; son símbolos ctónicos, personificados como enanos, cuya invisibilidad se representa por medio de la capucha que cubre su cabeza. Se consideraban deidades protectoras de los náufragos. Es probable que simbolicen los “poderes” que constituyen la reserva del espíritu humano”. Bajé del monte Sinaí con el libro bajo el brazo y como un sumiller que cata una botella de néctar, comencé a leerle sin prisa, con las pausas necesarias para no colmarme, saboreándole, degustándole, paladeándole, empezando por la A y terminando por la Z, del principio al fin peregriné por sus entradas con el asombro del profano y el gozo del curioso que penetra en el santuario de las maravillas. Aurum philosophicum, palabras mágicas que te invitan a soñar traspasando su significado; significados mágicos que te invitan a soñar traspasando las palabras; perlas de intuición ancestral, leyendas de los siete mares, cuentos hechiceros, orfebrería de lo oculto, alquimia poética, recorrido lúdico por los manantiales del conocimiento revelado que desnuda los sentimientos primitivos del alma, estimulando la imaginación y elevando la percepción de la mirada por encima de la realidad de la vida cotidiana.
     
 Esta mención es de agradecimiento a un libro que para el Asno resulta vivo, hermoso, sugerente y eterno. Solaz de la inquietud intelectual; siempre ahí, en el sitio apropiado para que cuando las ganas o la necesidad lo dicten abrir al azar sus páginas y dejarme fascinar. Juntos hemos vivido el paso de los años y, cuando llegue su momento, juntos nos iremos a encontrar la piedra filosofal para transmutarnos, el diccionario en persona y la persona en diccionario.