CUENTOS ÍNFIMOS.67
Entre edificios de fachadas leprosas y portales pestilentes, se arrastra por las calles enfangadas de nieve como un pordiosero encorvado y famélico. Nadie quiere darle trabajo. No hay ni una pizca de piedad para un hombre honrado a quien le cayó encima un infierno de falsas acusaciones y suerte esquiva. Se convulsiona con desesperación por vivir en un mundo que se ha olvidado de él pero no de las insidias.