domingo, 21 de noviembre de 2010

CHARLES BURNS; “EL BORBAH”.

Sepan ustedes que si se cruzan por la calle con un individuo que pasea sus 180 kg de humanidad embutidos en una malla de lucha grecorromana y encubre su rostro con una máscara de lucha libre mejicana, ése es El Borbah, un tipo duro, soez en el lenguaje, grosero y provocador en las formas, propenso a patear culos, aplastar narices y apretar cogotes sin soltar el pitillo humeante de la boca, las latas de cerveza y el bocata de chile de las manos, misántropo empedernido, su despacho es el paraíso para cualquier devoto del síndrome de Diógenes, conduce un viejo Pontiac V-B con lenguas de fuego en el capó y calaveras en las puertas; de profesión detective privado vende sus servicios a cualquier cliente dispuesto a largar guita con generosidad; así sea atender la petición de unos progenitores angustiados por la sospecha de que su hijito querido (oyente de música robótica) anda en malas compañías; o resolver el suicidio de una joven adicta a las hamburguesas, currante estajanovista en el departamento de control de una empresa de comida basura; o investigar la desaparición del cuerpo criogenizado del marido de una hermosa dama; o encontrar a la novieta de un niñato pijo esfumada sin dejar rastro; o, para completar el quinteto, hallar la explicación de por qué los retoños producto de un banco de donación de esperma, olvidan la buena educación paterno filial para adoptar comportamientos violentamente contestatarios contra sus padres. A todo encuentra su explicación, aunque ésta no sea del agrado estoico del amigo superantihéroe, cuyo vestido (nunca disfraz), más folclórico que misterioso, le dota de normalidad estética entre tanto surtido de personajes frikis; la máscara no oculta, muy al contrario, muestra la verdadera identidad, la verdadera personalidad, el verdadero rostro: es el único sujeto honesto y auténtico en un mundo indecente y teatral.
 Comic en blanco y negro, la sutileza no es una de sus características, con mayor carga de profundidad corrosiva y crítica social de lo que el mondo y lirondo entretenimiento aparenta. Apto para los aficionados a la estética de los años cincuenta, a la novela negra, a la ciencia ficción, a las películas de la serie B y a los admiradores del Rey Mysterio o de The Big Show (gigantesco luchador de pressing catch que encapuchado puede ser la encarnación del protagonista de la historieta).