09:00
Así pasé mil días de un lado a otro buscando trabajo, me daba igual de lo que fuera: desatascador de letrinas o chambelán del reino. Fui rechazado en todos: o no tenía cualidades o las tenía en exceso, o mi currículum era suspenso o sobresaliente, o no contaba con experiencia o andaba sobrado de ella, o era demasiado joven o demasiado viejo. Horario, el que ustedes digan; sueldo, el que ustedes quieran; puesto, el que ustedes me asignen; hago lo que me manden con disponibilidad absoluta y por lo que me den. Enchufe, ninguno, de eso ninguno. Le volveremos a llamar.
09:09
La figura del hombre que camina por las calles del polígono industrial, pulsa el timbre de los porteros automáticos, segundos de espera en la puerta de las naves fabriles y oficinas empresariales. Deje usted el currículum en el buzón. Al fin una voz consiente, pase usted. Me recibe un tipo soñoliento. El trabajo está muy mal, todo está mal, y ¿cuándo algo ha estado bien en este puñetero país? Los márgenes comerciales aumentan enormemente el riesgo, echas cuentas y no te queda nada, nada, pero las tarifas tienen que competir, y lo poco que te queda se lo llevan los impuestos; los impuestos es lo único que funciona, ¡joder que si funcionan!; de buena gana cerraba el almacén y mandaba todo a la mierda; a la mierda los proveedores, a la mierda los clientes, a la mierda los bancos, a la mierda hacienda, no sé qué hago aquí y no me voy yo también a la mierda.
09:19
La campaña trabaja sin porqués, continúa en marcha.