lunes, 23 de noviembre de 2020

SUN-MI HWANG; "LA GALLINA QUE SOÑABA CON VOLAR".

Érase una vez una gallina ponedora que había sido criada para poner huevos, sólo y exclusivamente para cumplir esa función, de ahí la denominación de ponedora; tenía prohibido pasear, aletear o sentarse sobre los huevos no los fuera a romper; tenía prohibido, también, salir al corral, su sitio estaba en el gallinero, junto a otras gallinas ponedoras, poniendo huevos. Esa era su labor, esas eran las normas. Y ¿qué pasa si no me gustan las normas ni la finalidad de mi trabajo?, se decía. Tenía el sueño de poder vivir en el corral junto a los otros animales, albergaba el deseo de incubar un huevo y ver nacer un polluelo. Quería hacer algo con su vida: ser libre y madre. Se lamentaba, se lamentaba, hasta que un día, por azares del destino, consiguió escaparse de su prisión y…

Aunque no ha sido educada para vivir en libertad, ni ha nacido para ello, se rebela contra el rol que le ha asignado la naturaleza, separándose incluso de su especie, a fuerza de pagar a veces un alto coste de soledad, inseguridad y miedo. Huir de un destino infeliz no es fácil, escapar de la rutina, la monotonía, lo cotidiano, desviarse del rumbo marcado requiere entusiasmo, valor y sacrificio. Ir superando obstáculos: el rechazo de los otros, la incomprensión social, el esfuerzo de integración, las dificultades y las dudas de todo proceso de maduración. 

Al final del camino, después de tanto trasiego, idas y venidas, la pregunta que ella se hace es: ¿a una gallina enclenque, común y corriente, como son la mayoría de las gallinas, le ha merecido la pena ser héroe de su propia vida? Como corresponde a toda fábula, la respuesta se obtiene una vez concluida la lectura del cuento.

Diez años en las listas de libros más leídos, se cuentan por millones los ejemplares vendidos, traducido a tropecientos idiomas, adaptado al cine de animación, al cómic y al musical; considerado como un clásico actual de la literatura surcoreana, acaparador de premios y elegidos, esta alegoría simple y sencilla de la vida que parece ir acompañada de más ruido que nueces, en su propia simplicidad y sencillez lleva incorporado el encanto de su lectura.